115 años después de su nacimiento el 22 de noviembre de 1906, Antonio Guiteras Holmes sigue estando en el lugar sagrado de héroes y revolucionarios acérrimos, patriotas y antiimperialistas, y más, pues murió a los 28 años por luchar con valentía. contra los sicarios del entonces jefe del ejército, coronel Fulgencio Batista, futuro dictador de Cuba.
Un vistazo rápido a la miríada de eventos y acciones en las que participó desde organizaciones políticas y estudiantiles, podría llevarnos a la conclusión de que Guiteras fue un «hombre de acción» y nada más. Esto estaría mal, porque fue dueño de un profundo pensamiento político e ideológico, forjado desde su infancia y juventud por una familia íntegra, con raíces profundas e independientes.
Nació en Filadelfia, Estados Unidos. Su padre era cubano, de ascendencia catalana, con el crédito de miembro del Ejército Libertador dentro del clan. La madre era estadounidense, cuyos antepasados provenían de patriotas irlandeses y escoceses.
En 1913, debido a los problemas de salud del padre, la familia se instaló definitivamente en Cuba, primero en Matanzas y Pinar del Río, donde Antonio realizó sus estudios secundarios, luego en La Habana, en la universidad donde obtuvo su doctorado en farmacia con excepcionales marcas en 1927.
A los cuatro años, el pequeño Antonio sufrió un accidente que lo dejó con las secuelas de una falta de control en el lado derecho de su cuerpo durante muchos años. Posteriormente, perdió la visión en su ojo izquierdo, que conservó, pero que le dio a su mirada la impresión de un leve entrecerrar los ojos. Ninguna de estas serias limitaciones lo detuvo en su enérgico y galopante caminar por los caminos de la vida.
Fue en la Universidad de La Habana, como tantos otros jóvenes cubanos, donde se involucró de lleno en las luchas que marcarían su vida. Inició con actos de oposición a la dictadura de Gerardo Machado y luego, el mismo año de su graduación, se incorporó al Directorio de Estudiantes Universitarios (DEU).
Allí conoció a Julio Antonio Mella, fundador de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), a quien posteriormente apoyó con valientes acciones que exigieron su liberación cuando se declaró en huelga de hambre en las cárceles de Asno con garras.
De 1929 a 1932, se centró en preparar hombres y armas para un levantamiento popular general que derrocaría la tiranía de Machado en 1933.
Cuando en 1931 se llevó a cabo un levantamiento nacionalista o una prueba de prueba, sin éxito, Guiteras se encontraba en Santiago de Cuba al frente de un grupo de activistas del Directorio de Estudiantes del Instituto de Educación Secundaria, la Escuela de Negocios y Escuela de Educación. Maestros, miembros del Consejo Revolucionario.
Fue hecho prisionero y puesto en libertad a principios de 1932 debido a una amnistía.
Busca trabajo y lo encuentra en los Laboratorios Linner, que lo proponen como su agente en la antigua provincia de Oriente.
No perdió el tiempo y aprovechó su estadía en estas regiones para unir en una sola organización a los revolucionarios de Santiago de Cuba, Holguín, Bayamo y Manzanillo.
Pronto fundó la Unión Revolucionaria (UR), y fue también en este momento cuando nació su convicción de que cualquier movimiento armado por la liberación de Cuba solo saldría victorioso si se iniciaba en Oriente.
A fines del 33 de abril, Guiteras se encuentra en la región de Santiago de Cuba en el centro de un levantamiento revolucionario. Sus fuerzas vinieron a tomar el cuartel de San Luis.
Como el ejército tomó el control, Guiteras tuvo que refugiarse en Holguín. Allí se enteró de la existencia de un plan furtivo del embajador estadounidense llamado La Mediación, que repudió y denunció.
Preparaba un nuevo intento de acción, esta vez el asalto al cuartel de Bayamo del que pretendía partir con armas y seis combatientes para la Sierra Maestra. Pero, en medio de tal alistamiento, escuchó la noticia de la caída del dictador Gerardo Machado.
Con buena parte de los hombres que lo acompañarán en esta empresa, inicia un viaje que lo trae de regreso a Santiago de Cuba.
La Pentarquía, que sustituyó temporalmente al gobierno de Machadato, rápidamente pasó a la proa y en su lugar asumió la presidencia de manos de Ramón Grau San Martín, quien cedió el Ministerio del Interior, con rango de ministro, a Antonio Guiteras, tratando de constituir un equipo representativo. de todas las tendencias y en reconocimiento a su honestidad.
Los importantes secretarios de guerra y marina también estaban subordinados a él.
Muchas medidas de vanguardia y justicia social fueron aprobadas a propuesta de Guiteras. Entre los más destacables se encuentran la creación del Ministerio de Trabajo, la introducción de la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo adecuado y la depuración de corruptos en los organismos estatales.
El reparto equitativo de la tierra, el sufragio femenino, la proclamación de la autonomía universitaria, la reivindicación de una Asamblea Constituyente, la caída de los precios de los artículos de primera necesidad, la caída del precio de la electricidad y la orden de intervención audaz de la Compañía Cubana de Electricidad.
El líder y patriota se enorgullecía de la esencia antiimperialista de sus medidas, en un país frustrado durante muchos años por una primera intervención militar y luego la enmienda Platt.
Conspiraciones, traiciones, intrigas y acciones promovidas por la Embajada de los Estados Unidos y el despiadado arribismo del Jefe del Ejército Fulgencio Batista terminaron esta etapa llamada Gobierno de los 100 Días el 15 de enero de 1934.
Le sigue el gobierno de Batista-Caffery-Mendieta, más embriagador que nunca, para el que los infatigables Guiteras vuelven a pensar en organizar una insurrección armada. Un grupo de revolucionarios lo acompañó en la fundación de Cuba Joven en el mismo año.
En su Programa, el propio Guiteras destaca la conciencia de que para que los intentos de soberanía y justicia se estructuran orgánicamente en Cuba, deberán integrarse en los postulados del socialismo.
Los tiempos de acción llegaron en los dos años siguientes al nacimiento de Cuba Joven. Comienzan a organizarse y comprar suministros para la creación de un destacamento armado para entrenar en el exilio: Ciudad de México, y emprender una expedición a la Sierra Maestra.
Guiteras y su compañero venezolano Carlos Aponte esperaban en El Morrillo de Matanzas una lancha que los sacaría del país, para seguir trabajando por la libertad de la Patria y por su sueño. Una carga truncó su meta y ambos se enfrentaron y pelearon como leones frente a un destacamento militar que allí los masacró, siendo superior en número y calibre de sus armas.
Su legado sigue vivo hoy más que nunca y tiene lecciones actuales. No solo fue un héroe por su coraje y valentía, sino también por tener una de las almas más nobles y puras entre los hijos de esta tierra.
(Tomado de ACN)
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