Con apenas 35 años, el 19 de diciembre de 1936, el hombre cayó en batalla y nació el mártir, el símbolo, la leyenda.
Los testimonios que rodean la personalidad de Pablo de la Torriente Brau son numerosos e incluyen diferentes etapas de su existencia, desde la niñez hasta sus últimos días; uno de los comentarios más evocadores:
Si bien la victoria está claramente dirigida a las nuevas fuerzas españolas, Pablo de la Torriente Brau, una de las figuras más representativas y máximas de la juventud revolucionaria cubana, cayó, destrozado por la metralla de los proyectiles fascistas, en Pozuelo de Alarcón, frente a Madrid. . Escritor con garra única, aliento largo y poderoso, protagonista excepcional en la lucha contra el machado, luchador irreductible por una Cuba mejor en un mundo recién nacido, cayó, como había soñado en su febril vigilia, predicando bien. , luchando activamente por la liberación de los hombres.
Si bien la historia ha sido testigo de la derrota de la Segunda República Española, el centro de estas reflexiones desde el alma de Roa proviene del dolor causado por la muerte de Pablo. Con apenas 35 años, el 19 de diciembre de 1936, el hombre cayó en combate y nació el mártir, el símbolo, la leyenda. Su última operación de combate luchó sola contra ella, sus compañeros lo buscaron porque había estado fuera del puesto de mando más de lo habitual y lo encontraron todavía con el cuerpo caliente entre las trincheras de tierra de nadie. En diciembre de 1936, la presión sobre Madrid aumentó y la muerte golpeó al cubano cerca de Majadahonda.
El cuerpo fue enterrado primero en el cementerio de Chamartín, luego sus restos fueron trasladados a Barcelona, y ante la llegada de las tropas de Franco y la imposibilidad de partir hacia la isla, fue enterrado en Montjuic. Su amigo y compañero de armas, el poeta Miguel Hernández le dedicó su poema elegía segundo en el que puedes leer:
“Me quedaré en España // socio // me dijiste con un gesto de amor. // Y finalmente sin tu atronador edificio guerrero // en la hierba de España te quedaste. «
Después de unos años, el cuerpo sería retirado de su nicho y enterrado en una fosa común. Tres fueron las tumbas del cubano que perdió la vida en España y que pasará a la historia de Cuba como un luchador que optó por la pistola en el momento crucial y como un intelectual brillante, consecuente hasta el final con sus ideas revolucionarias.
Nacido en 1901 en Puerto Rico, aunque criado en Cuba, se interesó por el periodismo desde muy joven, pero no pasó de la secundaria. En el momento en que escribía estaba en las primeras protestas estudiantiles, fue el fundador del Directorio de Estudiantes Universitarios y experimentó represión y prisión, clandestinidad y exilio en Nueva York, primero contra el régimen de Machado y luego bajo Batista. La prisión, la convivencia forzada entre disímiles personajes, las circunstancias de privación de libertad, el alejamiento de los familiares y la imposición de una disciplina represiva ponen a prueba las capacidades del interno.
La escritura de Pablo está marcada por la sensibilidad y el talento narrativo. Formó parte de una corriente que revitalizó el panorama político cubano de los años 20 y 30 del siglo pasado, época que dio a la cultura cubana una de las generaciones más poderosas que surgieron en este archipiélago. En Pablo confluyen periodista y escritor, fórmula creativa que arroja cuando hay cultura, talento y técnica, excelentes resultados. La labor periodística de este autor está recogida en disímiles publicaciones de la Cuba de la época, dos de las más importantes de las cuales serían: El mundo sí Ahora.
En el caso del primer medio mencionado, aparece una de las mayores obras periodísticas de la época: “105 días de prisión”. En las ediciones de los periódicos El mundo Entre el 26 de abril y el 8 de mayo de 1931, este trabajo fue publicado en una serie de 12 informes. Estos reportajes permiten a los lectores conocer la intimidad de la vida tras las rejas, las penurias, la miseria material y espiritual de algunos, las tanganas protestando por la falta de libertades, los homenajes a Mella y Martí, las formas de pasar el tiempo y la rebelión constante. incluso en circunstancias más riesgosas.
«105 días en prisión» tiene el mérito de ser leído como una telenovela entretenida, ficticia pero real y tiene la fuerza de un diario carcelario que recoge cada acontecimiento, momento, incertidumbre, certeza y lo revela a los ojos del ávido lector. . Este trabajo periodístico es también un recorrido por los nombres de quienes lideraron estas manifestaciones, nombres de los cuales algunos han tomado varios o quedan olvidados por y para la investigación histórica.
Entre el 8 y el 24 de enero de 1934 en Ahora Aparece su serie de trece artículos: «La isla de los 500 asesinatos» que es una denuncia de los horrores perpetrados en el Presidio Modelo por el ex comandante Pedro Abraham Castells. A continuación también se publicará este trabajo: «Realengo 18» que aparece originalmente bajo el título: «¡Tierra o Sangre! Su centro sería la rebelión campesina encabezada por Lino Álvarez y se organiza en ocho artículos publicados entre el 13 y el 24 de noviembre de 1934. Naturaleza, historia, lucha campesina, la organización interna de la familia real y sus reivindicaciones se integran en la epopeya de la guajiro para sobrevivir.
El trabajo de Paul también se ha publicado en: Alma Mater, Línea, Revista Habana, Archivo de Folklore Cubano, Orbe y Bohemia. Desde Nueva York escribe para la prensa revolucionaria con una marcada orientación izquierdista. De su labor como periodista en España, existía una colección de crónicas reunidas bajo el título: «Lucha con los milicianos». Es un texto marcado por la epopeya revolucionaria y la encarnación gloriosa de su periodismo y de su vida.
Los últimos años de la vida de Pablo de la Torriente Brau resumen el incesante ejercicio de la profesión de periodista, cronista de la época, de sus hombres y de sus causas de justicia.