El arco invariable, sobre las aguas de la libertad

Inspirándose en este contundente ejemplo, un grupo de 82 jóvenes de todo el país reeditó, este 2 de diciembre, la llegada del expedicionario, cuando nuevamente amanece anuncia que la proa de esta isla aún mantiene su rumbo, sobre aguas de plena libertad.

Foto: Juvenal Balan

Qué amanecer tan brillante cuando un trozo de costa se ha convertido en una visita obligada en la historia del país.

Qué amanecer épico aquel donde 81 hombres y su ilustre líder anclan la utopía del sueño incumplido del Apóstol, para iniciar el único camino posible hacia la verdadera libertad de la nación.

Qué maravilloso despertar el del 2 de diciembre de 1956 cuando desembarcaron, con los miembros de la expedición del yate Granma, la determinación de Maceo, la resistencia de Gómez, la voluntad irrevocable de Céspedes … y la certeza de un futuro digno. Cubanos.

Allí, en ese manglar llamado Los Cayuelos, a unos dos kilómetros de la playa Las Coloradas, en Niquero, y superados, primero, los arriesgados preparativos del exilio, luego la peligrosa travesía de siete días del México en Cuba, aprobaron los jóvenes revolucionarios. , con un salto firme, su fe en un futuro de justicia y soberanía. Fidel llegó al frente.

Quizás por eso no hubo tormenta en el mar, no hubo agua helada después, no hubo manglares enrevesados ​​antes de golpear tierra firme, lo que frenó la firme convicción de ser libres o mártires.

El líder revolucionario pondría entonces, verde oliva, la esperanza del país, por cuya defensa, a costa de cualquier sacrificio, habría una doctrina: la Guerra de Todos los Pueblos, con las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la primera trinchera. , esta nación-ejército fundada en la misma fecha que el legendario desembarco hace 65 años hoy.

Inspirándose en este contundente ejemplo, un grupo de 82 jóvenes de todo el país reeditó, este 2 de diciembre, la llegada del expedicionario, cuando nuevamente amanece anuncia que la proa de esta Isla sigue rumbo, sobre aguas de plena libertad.