Es hora de unir esfuerzos y acciones en la lucha urgente por un mundo mejor (+ Video)

Intervención de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas

Intervención de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas, desde el Palacio de la Revolución, 1 de diciembre de 2021 , «Año 63 de la Revolución».

(Versiones cortas – Presidencia de la República)

Su Excelencia Dmitry Medvedev, Presidente del Partido Rusia Unida y Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia;

Excelencias los Jefes de las Delegaciones de las Partes participantes en esta Conferencia Internacional:

Debo decir, en primer lugar, que es un honor para nosotros asistir, aunque sea de manera virtual, a la conmemoración del 20 aniversario de la fundación del Partido Rusia Unida, a cuya dirección y miembros extiendo mis más calurosas felicitaciones en nombre del Partido Comunista. de Cuba.

Nuestras relaciones, basadas en lazos históricos, el respeto y la confianza mutua, se han fortalecido en los últimos años gracias al fluido intercambio de delegaciones y la aportación en diferentes ámbitos, y en ello ha jugado un papel fundamental el convenio de colaboración entre el Partido. Cuba y el Partido Rusia Unida, adoptado en 2017.

Posteriormente, en el Octavo Congreso de abril de este año, el interés por fortalecer aún más las relaciones con la Federación de Rusia se manifestó en el debate de política exterior.

Esta proyección está en consonancia con nuestra confianza en el vasto potencial de colaboración bilateral entre los dos países, y con el apoyo que siempre ha recibido el Partido Rusia Unida en este empeño, así como en temas de especial trascendencia para Cuba, como el denuncia del bloqueo impuesto por Estados Unidos desde hace más de 60 años.

Aprovecho para expresar mi profundo agradecimiento por las reiteradas declaraciones contra el bloqueo emitidas por el partido Rusia Unida y el apoyo de su facción en la Duma Estatal a la declaración aprobada cada año por la Cámara Baja.

También deseo ratificar en esta importante ocasión el interés de Cuba por seguir profundizando los lazos de amistad, solidaridad y colaboración que unen a las dos partes, naciones y pueblos.

Es correcto celebrar la iniciativa que nos une hoy. Esta Conferencia Internacional de las Partes fue, más que una necesidad, una emergencia en la situación actual.

Nadie discute que estamos ante un escenario internacional complejo e impredecible, sacudido por una crisis multidimensional que, si bien es el resultado de un orden mundial largo y muy injusto, hoy y por la nueva pandemia de coronavirus, los problemas y desafíos que ya existen están empeorando, la humanidad se enfrentó antes de que emergiera.

Al mismo tiempo, asistimos a una nueva escalada agresiva por parte de Estados Unidos y sus aliados, decididos a imponer su hegemonía a nivel internacional, con un aumento del gasto militar, una creciente amenaza a la paz mundial y el resurgimiento de acciones y de los lenguajes de la llamada guerra fría y fascismo.

La lucha por el dominio y control de los recursos naturales del planeta se desplaza, con toda su dureza, hacia otras dimensiones del espacio virtual, mientras se profundiza la enorme polarización en la distribución de la riqueza, las desigualdades sociales y la inestabilidad global.

La crisis económica, social y financiera, que golpea especialmente a los países más pobres ya las mayorías indigentes, se reproduce en una especie de “círculo vicioso”, agravando las desigualdades y la pobreza; Se agravan los flujos migratorios descontrolados, el terrorismo internacional y los conflictos regionales e internacionales.

Un lenguaje cargado de amenazas, una política de sanciones y medidas coercitivas unilaterales, injerencias abiertas y dobles raseros se imponen sin el menor escrúpulo. La cruda manipulación de hechos basada en mentiras y medias verdades y el uso de tecnologías híbridas en la llamada guerra de cuarta generación para la desestabilización política y la aplicación de políticas de «cambio de régimen» se han convertido en una práctica común en las relaciones internacionales. Como Cuba, Rusia ha sido víctima de estos actos y conoce los peligros que conllevan.

Es relevante y necesario aquí rechazar enérgicamente la injerencia en los asuntos internos de la Federación de Rusia y otros estados. Deben cesar estos actos que amenazan la independencia y la soberanía nacionales y violan el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

En este contexto, resurgen fuerzas ultranacionalistas, radicales y fascistas que, lejos de dar soluciones a los problemas sociales, envenenan las viejas divisiones étnico-nacionales y exacerban la xenofobia y la intolerancia.

La amenaza de nuevas guerras y el cambio climático son desafíos mundiales urgentes. Cuelgan como la espada de Damocles sobre la humanidad. La especie humana, como advirtió el Comandante Revolucionario Cubano Fidel Castro Ruz hace 30 años, sigue en peligro de extinción.

Excelencias:

Cuba no es inmune a la crisis multidimensional que azota el planeta. No somos los más afectados, gracias a un sistema de justicia social que pone a las personas en el centro de sus políticas, pero somos, sin duda, los más castigados.

Ningún país en desarrollo pesa como nosotros con las condiciones que impone un bloqueo económico de más de 60 años, reforzado e intensificado con 243 medidas aplicadas por la administración Donald Trump y mantenidas por el actual gobierno de Estados Unidos de América. Los efectos negativos de estas medidas son más evidentes y devastadores en el contexto de la pandemia de COVID-19.

El bloqueo constituye la más evidente y masiva violación de los derechos humanos de todo un pueblo y el principal obstáculo al desarrollo económico y social de Cuba y, por tanto, a la plena implementación de la Agenda 2030 y de sus objetivos de desarrollo sostenible, quienes, a pesar de todo, no me he rendido.

En los 63 años de la Revolución, que se celebrará el próximo mes de enero, la isla cuenta con logros indiscutibles como los sistemas de salud y educación de acceso público y universal, con una cobertura médica del 100% de su población y una tasa de alfabetización del 99%. Con una comunidad científica y una industria biotecnológica y farmacéutica reconocida internacionalmente, además, con un sistema laboral y de seguridad social que protege a cada uno de sus ciudadanos, en particular a los más vulnerables.

Nada de esto le parece meritorio al adversario histórico de la nación cubana que insiste en castigarla por ejemplo de soberanía e independencia.

Es inaceptable que el Gobierno de los Estados Unidos ignore, durante 29 años, el llamado de la comunidad internacional a la Asamblea General de las Naciones Unidas para que ponga fin al bloqueo contra mi país, y continúe aplicando sin éxito esta política criminal y genocida.

Como el bloqueo no logró su objetivo de provocar una explosión social por deficiencias, en los últimos meses nos hemos enfrentado a una nueva operación concertada desde Washington, encaminada a desestabilizar el orden interno y la paz en la nación, y generar la imagen de un estado fallido.

En medio del complejo escenario que he descrito, Cuba ha luchado incansablemente contra un nuevo brote de COVID-19, manteniendo una tasa de muertes infectadas e infelices por debajo del promedio de las Américas y el mundo.

Hoy, somos el primer país de América Latina y el Tercer Mundo en desarrollar tres vacunas y dos vacunas candidatas, y el primero en el mundo en comenzar a inmunizar a su población de niños de 2 a 18 años.

Más del 80% de nuestra población ya cuenta con el programa de vacunación completo y para fines de este año toda la población cubana estará inmunizada.

Tampoco renunciamos a los planes de desarrollo ni a los principios de la solidaridad internacionalista, como lo demuestran las 57 brigadas médicas que han combatido el COVID-19 en 40 países y territorios de todo el mundo. Reiteramos nuestra voluntad de seguir cooperando con las vacunas y los protocolos médicos en beneficio de todos los que los necesiten en el planeta.

El 15 de noviembre celebramos la reapertura de las fronteras, volvió el turismo internacional y retomamos el curso escolar. Cuba ha reanudado el ciclo escolar con la gran mayoría de sus niños protegidos por el programa integral de inmunización. Todos con sus propias vacunas.

Excelencias:

El mundo, quizás como nunca antes, necesita con urgencia una nueva convivencia civilizada, basada en un orden internacional justo y equitativo, donde prevalezcan la solidaridad, la cooperación y la integración entre los países.

No hay ni habrá otra forma de lograr la paz, y no habrá paz sin desarrollo y justicia social. Es hora de que todos unamos fuerzas y acciones en la lucha urgente y necesaria por un mundo mejor.

Una vez más, gracias por llamarnos para participar en este foro. Felicito a los organizadores por la iniciativa y por el vigésimo aniversario de la fundación del partido Rusia Unida. Reitero nuestro infinito agradecimiento por las expresiones de solidaridad y apoyo al digno pueblo de Cuba y su Partido, que tengo el honor de representar hoy ante ustedes.

¡Cuba vive y vivirá!

Muchas gracias.