Escuela en casa de nuevo

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Tomado de CMHW

Desde el 20 de enero, con el declive de la provincia de Villa Clara a la fase de transmisión indígena limitada, se suspendieron las actividades de enseñanza presencial en todos los municipios del territorio. Luego, los diseños del estudio tuvieron que ser reajustados una vez más y transportados al escenario virtual, como sucedió en los primeros meses de la pandemia.

Cuba ha enfrentado enormes desafíos en sus instituciones educativas desde marzo pasado. COVID-19 ha tomado por sorpresa a un sistema educativo estructurado con años de experiencia y mejora constante. Nunca una crisis como la que hoy enfrentamos ha podido paralizar el curso escolar en las Antillas Mayores, ni modificar sus métodos tradicionales.

Sin embargo, con mal tiempo, buenas soluciones, y en casi un año de afrontar el nuevo coronavirus, ningún niño, joven o adolescente ha estado «en el aire», ni ha dejado de recibir conocimientos. Incluso las evaluaciones, sin perder el rigor habitual, dieron resultados satisfactorios al final del período lectivo 2019-2020.

Asimismo, el año pasado, un informe conjunto UNESCO-CEPAL titulado Educación en COVID-19, reconoció la iniciativa de la isla caribeña de publicar cuatro folletos sobre educación para el cuidado socioemocional ante desastres naturales, tecnológicos y de salud en el país. El documento también elogia el compromiso de la nación de cumplir con la Objetivo de desarrollo número cuatro, que incentiva a garantizar y promover oportunidades de aprendizaje para todos.

Sin embargo, a pesar de la efectividad demostrada por iniciativas innovadoras y teleclases, ¿es esto lo que queremos para nuestros niños y jóvenes? El solo hecho de volver a la modalidad de educación presencial en Villa Clara y en otras provincias del país indica que algo hemos hecho mal, y que el retroceso en la lucha contra el virus es evidente.

Los desafíos para el Ministerio de Educación han sido constantes, pero se han buscado las soluciones más rentables. Por otro lado, la población no supo respetar y cumplir con las medidas de bioseguridad establecidas. Cabe señalar que no ha habido transmisión del SARS-CoV-2 en ninguna escuela cubana, ya que los niños infectados hasta ahora han enfermado en la comunidad.

La prioridad de las autoridades gubernamentales es cuidar la salud y el bienestar de nuestros niños, por lo que no queda más alternativa que quedarse en casa, sin descuidar el estudio.

Sin embargo, gracias a la irresponsabilidad de los adultos, los bebés y los adolescentes se ven privados de actividades esenciales para su desarrollo intelectual y personal.

Desde casa no se podrá dar clases de educación física, ni jugar en el recreo; Tampoco estarán activos círculos de interés, movimientos de artistas aficionados, las prácticas del laboratorio de Biología o Química; Tampoco será común el ir y venir por los pasillos, todas estas actividades que configuran un conjunto de interacciones sociales de las que también se ven privados los escolares en etapa pandémica en 2021.

Es urgente detener la propagación del COVID-19 en nuestro país, el virus se está agotando y también el tiempo. Pensar en el buen desarrollo de los niños de esta tierra es un deber urgente, ellos merecen una escuela sin virus y un futuro lleno de esperanzas por conquistar.