Favez

El motivo del regreso a Cuba de la historia del Dr. Enrique Favez en su búsqueda personal de autocuración y libertad no es fortuito, mientras que en el siglo XXI los estigmas sexistas aún abundan en muchas de nuestras sociedades, afectando profundamente las vidas. de personas que no encajan, los cánones establecidos por Occidente.

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Foto: WILLO OCEGUERA

Esta vez saludada por los escenarios de La Habana, en la Sala Argos Teatro de Ayestarán y 20 de Mayo, sube a las mesas: Favez, monólogo dirigido por el actor Alberto Corona a partir del texto Caminar vestido de hombre escrito por Julio César González PAGES, adaptado con Liliana Lam, actriz que interpreta al controvertido personaje de la escena.

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Foto: Extracto de Cubadebate

Después de llegar a varios formatos, más recientemente en el cine con la cinta. Insubordinado-, Favez Encuentra en este teatro un espacio denominacional donde exponer su compleja situación como uno de los primeros hombres transgénero registrados en la historia de la región y que define a personas con una identidad o expresión de género diferente al sexo con el que nació.

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Foto: WILLO OCEGUERA

Los directores principales, Alberto Corona y Liliana Lam, han tejido una sensible adaptación dramatúrgica envuelta en el diseño de luz sensorial de Jesús Darío Acosta. En cambio, la banda sonora de Yasel Álvarez es hermosa, aunque por momentos se desconecta del objetivo tradicional de servir de puente entre escenas, quizás intencionalmente para centrar toda la atención en la joven actriz.

La interpretación de Liliana Lam como Favez se destaca por su constitución física y caracterización vocal cohesiva. El papel, conformado por los conflictos que ha atravesado desde la infancia, además de la falta de referencias que imponen los medios de comunicación en el mundo, requiere de un estudio detallado y fibroso para desentrañar el complejo enredo psicológico del personaje donde Lam tiene mayor parte de razón. . . Depende del comercio y el calor de los episodios futuros completar las transiciones entre estados de ira o frustración extrema y momentos de introspección como la última escena donde Favez tiene su anagnórisis.

La puesta en escena sin pretensiones pretende dar voz, a través de su protagonista, a quienes aún hoy sufren situaciones de extrema incomprensión en el contexto familiar, escolar y profesional. Rompe los límites del tiempo, haciéndonos retroceder en el tiempo para preguntarnos cuánto hemos evolucionado y qué nos queda para conquistar el planeta con comprensión, respeto y justicia.

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