Fidel nos enseñó a crecer en los momentos más difíciles (+ Video)

De su permanencia en nuestro día a día y en los valores más arraigados de nuestra gente, podríamos decir mucho porque es una realidad irrefutable.

Fidel está hoy con nosotros. Está en el ejemplo de su hermano Raúl; en el acto del primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; y en el resto de dirigentes y funcionarios que los acompañan; en las estructuras del Poder Popular. También está en los altos ejecutivos de las distintas organizaciones políticas y de masas; en definitiva, en toda la sociedad cubana, que hoy les agradece su sabiduría, su compromiso y sus esfuerzos para hacer de Cuba un país libre y soberano, faro de las más nobles ideas del ser humano.

Podríamos hablar mucho de su permanencia en nuestra vida diaria y en los valores más arraigados de nuestra gente, porque es una realidad irrefutable; Sin embargo, quisiera insistir en el mérito de las reflexiones que realicé en el acto de conmemoración de los 25 años del surgimiento del campamento popular, realizado el 19 de mayo de 2006, en el establecimiento Los Cocos, perteneciente al Camping. Compagnie popular de Mayabèque.

Entonces fui testigo de sus inolvidables palabras, que hoy más que nunca alcanzan la grandiosidad de su ideal y su visión futurista sobre el desarrollo económico, político y social de nuestro país y las repercusiones internacionales de esta obra en constante construcción iniciada en enero de 1959.

Al respecto, dijo: “Cuba transforma las ideas en grandes avances sociales, en medio de un mundo comparable a un océano de lágrimas.

En este día, el líder revolucionario expresó que en la isla las ideas se convierten en salud, en perspectivas de vida. Lo que hemos visto suceder en nuestro presente.

Fidel también, refiriéndose a los efectos del período especial, detuvo su análisis sobre las lecciones y los aspectos favorables que nos dejó esta etapa, que sirvieron para fortalecernos y crecer como país y como proyecto social, y dijo «en estos Tiempos gloriosos que estamos viviendo, está emergiendo una fuerza poderosa, generadora de valores, ideas, ética, seres humanos, hermanos y no enemigos ”.

Respecto a esos años, dijo que nos han hecho volvernos a la búsqueda de nuestras propias soluciones: “muchos de los avances que vemos hoy son fruto de ideas nacidas en una época de gran dificultad económica, cuando muchos creían que la Revolución iba a colapsar «.

¿Podrían tener mejor en cuenta las palabras de nuestro comandante en jefe que la situación actual que estamos viviendo debido al endurecimiento del bloqueo durante los dos últimos mandatos estadounidenses, en un momento en el que también nos enfrentamos a otro enemigo, el coronavirus? ?

Las lecciones aprendidas son las armas con las que luchamos hoy.

Entonces, ¿qué mejor ejemplo de su legado que la participación voluntaria en los centros de aislamiento y la presencia de nuestros médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud en muchos países para hacer frente a esta pandemia? Lo hacen por la vocación internacionalista que nos caracteriza y que tiene un solo nombre: Fidel.

Ya en mayo de 2006, el Comandante ya era consciente de que ningún país puede olvidar a los demás y recalcó que el resto del mundo dependerá de cada uno de nosotros y que cada uno dependerá del resto del mundo. Qué razón tenía, qué razón tenía y qué razón tendrá, porque su pensamiento revolucionario, humanista y universal no está muerto.

Pero de todo lo que dijo ese día, en el que la tarde se sumó a la noche, en la que también intervino el camarada Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, no se me olvida nunca que al final de su intervención, con en caso de fuerza mayor, exclamó: «¡Patria o muerte!» ¡Patria y vida! Y eso es lo que hacemos hoy todos los cubanos: vivir en la patria que soñó Martí y que construyó Fidel, vivir por esta patria por la que también estamos dispuestos a morir.