Se presentó el libro Más allá de la leyenda, testimonio de 60 personalidades que hablan de Fidel, escrito por Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo y Olga Rosa Gómez Cortés, de la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado.
“El hijo más ilustre de Cuba en este siglo, el que nos mostró que era posible intentar conquistar el cuartel Moncada; que fue posible transformar este revés en victoria, que cumplimos cinco años, cinco meses y cinco días, este glorioso 1 de enero de 1959 ”. Así definió a Fidel el 26 de julio de 1994 el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Esta impronta se dejó sentir este martes en el Memorial José Martí, cuando, en homenaje a su herencia, año en el que se cumplen 95 años de su nacimiento y en vísperas del quinto aniversario de su partida física, vio la luz la exposición fotográfica Hasta Siempre, Fidel, con tomas de más de 40 fotoperiodistas cubanos que reflejan los sentimientos de todo un pueblo al despedirse del líder de la revolución cubana.
La noche inaugural contó con la presencia de Rogelio Polanco Fuentes, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su departamento ideológico; El comandante Julio Camacho Aguilera; Miguel Barnet Lanza, presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; Jorge Luis Aneiros Alonso, presidente de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba; y Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro (icl).
En el propio sitio se presentó el libro Más allá de la leyenda, testimonio de 60 personalidades que hablan de Fidel, escrito por Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo y Olga Rosa Gómez Cortés, de la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado.
En el mismo marco donde el Comandante en Jefe habló tantas veces con la gente, se llevó a cabo el panel de Fidel entre nosotros, con el escritor, poeta y etnólogo Miguel Barnet; Francisca López Civeira, Premio Nacional de Historia, e Iroel Sánchez, editor y periodista.
«Fidel, en mi opinión, era un intelectual», dijo Barnet, y agregó: «También fue un peso político, un peso moral y un peso revolucionario, que llegué a conocer y admirar más profundamente después de haber leído sus Palabras al intelectuales. En una reunión con él, en la Casa de las Américas, donde participó un grupo de artistas e intelectuales y todos preguntaron por qué se habían quedado en Cuba, les respondí: “No, Comandante, no fui, me quedé . ”Si me volviera a hacer la misma pregunta hoy, le diría:“ No me quedé, Comandante, me quedé en Cuba por usted.
Iroel Sánchez se le acercó así: “Fidel es un hombre de respeto intelectual, un lector extraordinario, no un dictador ni un perseguidor de la libertad creativa como lo atacan hoy en muchos círculos enemigos. Pensar siempre en el mundo de abajo, para que sean los principales beneficiarios de la Revolución, no solo en Cuba sino en el mundo, la hizo trascender y alcanzar un alto nivel de humanismo.
La Campaña de Alfabetización, la creación de una imprenta nacional, el ICL y su Sistema Nacional de Publicaciones Territoriales, la Biblioteca Familiar han pasado por esta impronta que los hace vivos y presentes.
Un gran amigo de Cuba, Abdelaziz Buteflika, el ex presidente de Argelia recientemente fallecido, dijo de él: “Fidel tiene la extraordinaria capacidad de viajar al futuro, de volver y explicarlo.