el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud;
Excelencias:
Unir esfuerzos y voluntades por el bien de la humanidad no sólo es urgente, sino moralmente urgente.
Es una verdad que con la irrupción y posterior expansión del COVID-19, se ha hecho cada vez más evidente.
La falta de un esfuerzo global coordinado para hacer frente a la pandemia ha agravado su efecto mortal, al tiempo que exacerba las desigualdades estructurales y los problemas globales.
Lamentablemente, entre las prioridades del injusto orden internacional imperante, el derecho humano a la salud ha quedado relegado, dejando graves consecuencias para las personas del planeta.
Ante estos hechos, es indiscutible que existe la necesidad de mejorar la forma en que nos preparamos para enfrentar futuras pandemias y los instrumentos disponibles para hacerlo, como el Reglamento Sanitario Internacional, que constituyen una herramienta eficaz en el desarrollo de las capacidades básicas de los Estados. para la prevención de eventos de salud de trascendencia nacional e internacional. A pesar de su interés, ante la situación epidemiológica actual, es inevitable reconocer que tiene límites que es fundamental corregir.
En este sentido, apoyamos a la Organización Mundial de la Salud a fortalecer su trabajo, enfocándose cada vez más en la protección de la vida y el acceso a la salud para todos, en igualdad de condiciones.
Tengamos presente que el resultado de nuestras deliberaciones debe conducirnos a un consenso para fortalecer la cooperación internacional, teniendo en cuenta las grandes diferencias estructurales existentes, tanto entre países como dentro de ellos.
Estas diferencias son hoy el principal obstáculo para el acceso a la salud, basado en el respeto al principio de igualdad soberana de los Estados, y deben convertirse en el hilo conductor de nuestras negociaciones.
Lo que coincidimos no puede ignorar que ante las emergencias sanitarias no todos partimos de las mismas condiciones.
Las grandes brechas entre los sistemas de salud del Norte y del Sur deben corregirse, y para lograrlo se requiere un compromiso firme de los países desarrollados.
Asimismo, existe una necesidad urgente de ayudar a los países con menos recursos a desarrollar capacidades para enfrentar otras situaciones epidemiológicas complejas que puedan presentarse.
Excelencias:
El mundo puede contar con la participación activa de Cuba en las negociaciones que se desarrollan sobre estos temas, lo que debe llevarnos a un compromiso real y consensuado sobre cómo enfrentar las próximas pandemias.
La inacción, el egoísmo, la politización y la imposición de una propuesta sobre cualquiera de las que se hacen en este escenario no conducirán a un futuro mejor.
La situation sanitaire extrême que connaît le monde, en raison du COVID-19, nous laisse une grande leçon qui doit être assumée de manière responsable par toutes les nations et leurs gouvernements : nous devons travailler ensemble pour que nous ayons tous la possibilité d’être en seguridad. .