Al proponer la fundación de la Universidad, Mella manifestó que se había inspirado «en el objetivo de abrir un camino de luz para la generación de nuestros trabajadores (…) La Universidad Popular es una institución para todos y un camino abierto para tener». un futuro mejor «.
Frente a la Universidad de La Habana, donde entre 1923 y 1927 funcionó la Universidad Popular José Martí
Los primeros años de la década de 1920 fueron un punto de ebullición total en todos los sectores de la sociedad cubana. El alumnado universitario ha avanzado significativamente desde el punto de vista organizativo e ideológico. Fue uno de los primeros en declarar su posición frente al gobierno, lo que demostró apropiándose del contexto histórico latinoamericano y haciéndolo suyo. La influencia de la reforma universitaria en Córdoba, Argentina había llegado a los estudiantes cubanos. Comenzaron a plantear la necesidad de reformar la Universidad de La Habana, única en el país, para llevarla al nivel científico de su época. Julio Antonio Mella, al frente de la agitación política, estaba decidido a transformar la Universidad, cuyas condiciones reflejaban los males de la República.
El 20 de diciembre de 1922 se conformó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), que impulsaría el movimiento de reforma universitaria en Cuba. Sin embargo, Mella entendió que lo logrado no era suficiente, que una simple reforma universitaria no resolvería todos los problemas de la Universidad. Teníamos que ir más allá, así que se trataba de hacer una revolución.
Se convocó un congreso nacional de estudiantes entre el 15 y el 25 de octubre de 1923 en el Aula Magna de la universidad. El cónclave alcanzó varios acuerdos educativos y políticos importantes, sin embargo, hubo uno que penetró profundamente en la mentalidad cubana; la fundación de la Universidad Popular José Martí, (UPJM), 3 de noviembre de 1923. La reforma universitaria había traspasado los muros de la Universidad.
Al proponer la fundación de la Universidad, Mella dijo que estaba inspirado «Para abrir un camino de luz para la generación de nuestros trabajadores (…) La Universidad Popular es una institución para todos y un camino abierto para tener un futuro mejor». El proyecto tenía como objetivo elevar el nivel cultural y político-ideológico del proletariado, el sector más desfavorecido de la sociedad, y despertar su conciencia de clase a partir de la defensa de los principios de justicia social que interesan a todos. Esta institución no solo capacitaría a los trabajadores, incluidos los portuarios y principalmente los productores de azúcar, sino que también los pondría en contacto, por primera vez, con los estudiantes.
El acto inaugural tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde estudiantes e intelectuales se unieron por primera vez a los sindicatos, dando testimonio del tipo de transformación que traería el nuevo cuerpo educativo. El llamamiento revolucionario de Mella llegó con total dedicación, desinterés, voluntad y generosidad reconocida por los titulares de la legendaria universidad y muchos universitarios convertidos en profesores.
La lista de profesores estuvo integrada por profesionales de la talla de Emilio Roig de Leuchsenring, posteriormente se sumaron Rubén Martínez Villena, Raúl Roa, Gustavo Aldereguía Lima y José Zacarías Tallet. Entre los alumnos y egresados se encontraban Sarah Pascual, Leonardo Fernández Sánchez, Eusebio Adolfo Hernández y Alfonso Bernal del Riesgo. Según el registro de asociaciones en las que estaba inscrita la universidad, la presidencia estaba a cargo de Zacarías Tallet y Jorge A. Vivó era su secretario.
El curso comenzó la tarde del 20 de noviembre en la Facultad de Derecho. Entre las materias que se impartieron se encontraban Historia de la humanidad y Cuba, literatura, gramática, economía política y social, legislación laboral, homicultura, maternidad y profilaxis sexual, moral anti-dogmática y fundamentos de la ciencia de las religiones.
Los cursos no solo tenían como objetivo el desarrollo profesional de los estudiantes, sino que también trató de educarlos con una mentalidad nueva, completamente culta y revolucionaria. Varios fueron los ciclos de conferencias dominicales con temas sociales. Entre ellos, destacó el que dio Julio Antonio Mella al cine Wilson de la época, ubicado en Belascoaín y San Rafael. Además, se incentivó el análisis del sistema operativo que extrae su máxima mano de obra a cambio de salario mínimo, con pocos o mínimos derechos laborales. Teniendo en cuenta el nivel de escolaridad de muchos trabajadores, fue necesario ofrecer cursos básicos de educación primaria y, en algunos casos, incluso fue necesario alfabetizarse, lo que se asumió con total naturalidad.
La llegada al poder de Gerardo Machado en 1925 significó un ataque directo a la institución. La sede de la misma tenía que cambiar constantemente y estaba ubicada en diferentes sedes sindicales, como la Federación de Torcedores de La Habana, la Federación de Trabajadores de Bahía, la Hermandad Ferroviaria, e incluso en localidades periféricas como Regla, Guanabacoa, Marianao y San Antonio de los Baños. La maldad de Machado obligó a Mella a abandonar el país, por lo que Villena quedó a cargo de la universidad, que asumió con cursos como derecho laboral y antiimperialismo, los cuales fueron impartidos por Mella hasta su encarcelamiento.
Declarada «casa comunista peligrosa», se vio obligada a cerrar sus puertas el 12 de julio de 1927, pero ya se había establecido el vínculo obrero-estudiante. Se trascendió a sí misma como un impulso genuino y poderoso para la emancipación de los hombres. Fue el germen de una educación masiva y de calidad y, según el propio Julio Antonio Mella, el instrumento que «Destruir el monopolio de la cultura en manos de los grupos de poder, y aporta a los sectores populares un conocimiento complejo y dúctil, generalizado, consciente ”.