El 22 de abril de 1960, frente a las cámaras de televisión, el mayor líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, pidió a los jóvenes que lo ayudaran a resolver el problema de la educación en las regiones montañosas y otros complejos lugares del país; y dijo: «… Necesitamos mil maestros que quieran dedicarse a enseñar a los hijos de los campesinos. Deben ayudarnos a mejorar la educación de nuestro pueblo y para que los campesinos aprendan a leer y se conviertan en hombres útiles para cualquier tarea.
“… Pero eso sí, los profesores que se van deben estar preparados para quedarse donde fueron designados. “… Necesitan convivir con los campesinos, compartir sus experiencias con ellos e inculcarles sus conocimientos.
“… Para eso estamos dispuestos a convocar a los jóvenes cubanos. Las condiciones son que hayan cursado el tercer año de Bachillerato, educación comercial o la propia Escuela Normal.
“Los que se registren los enviaremos a Minas del Frio, donde estudian los jóvenes rebeldes. Y estarán tres meses sin remuneración, porque así comprobaremos su voluntad y su vocación de enseñar a la población campesina. Veremos quién se va y quién se queda. Con los que quedan, ya sabemos que podemos contar «
A esta convocatoria de Fidel se presentó de inmediato miles de jóvenes, ello dio lugar a la formación de tres contingentes que, de forma sucesiva, recibieron en las Minas del Frio la preparación integral que los capacitó para ejercer la docencia en las zonas más intrincadas del País. Excelentes profesores les impartieron cursos de pedagogía, psicología, cultura general, preparación militar y política; También realizaron largas caminatas entre ríos y montañas que resultaron en escalar varias veces el Pico Real del Turquino, como prueba final de resistencia física. Durante la preparación del primer contingente, tuvimos que lamentar la muerte de dos futuros maestros voluntarios; Alfredo Gómez Gendra y Carlos Dickimson Bausá.
29 de agosto de 1960 en el Teatro Auditorio, hoy «Amadeo Roldán», se llevó a cabo la graduación del primer contingente de maestros voluntarios y Fidel cerró.
Fruto de esta atrevida idea de Fidel, en menos de un año, los lugares más olvidados del país antes de 1959 ya contaban con 3.500 Maestros Voluntarios: 1.400 egresados el 29 de agosto de 1960, 1.100 el 23 de enero de 1961 y 1.000 en junio. 1961. En todos los casos, los egresados recibieron el diploma firmado por el Comandante en Jefe.
En septiembre de 1960, los primeros Maestros Voluntarios tomaron posesión de sus clases; Uno de ellos era Conrado Benítez García, de 18 años, quien se encontraba en la sierra del Escambray y asesinado el 5 de enero de 1961 por una de las bandas rebeldes que operaban contra la Revolución en esta parte del país. El 23 de enero de 1961, durante la graduación del segundo contingente, Fidel hizo pública la triste noticia.
Los Maestros Voluntarios, además de enseñar a niños y adultos en los lugares más inhóspitos del país, desarrollaron una intensa labor social y educativa, y se destacaron en la organización y dirección de la Campaña de Alfabetización.
Posteriormente organizó en la primera «Brigada de los maestros de las vanguardias Frank País»; Continuaron su labor docente en estos lugares hasta los cinco años, al mismo tiempo que se superaban a sí mismos por estudiar en grupo y en cursos intensivos que se realizaban durante las vacaciones; así obtuvieron el título de maestro de escuela primaria. Algunos de estos profesores permanecieron más tiempo en las montañas. Muchos, ahora jubilados, continúan enseñando en diferentes niveles de educación.
Fidel había pedido mil maestros y se presentaron miles. Los jóvenes cubanos de los años sesenta del siglo pasado también lo fueron y los actuales son su continuidad, unidos, consagrados. Representado hoy por médicos, trabajadores de la salud y todos aquellos que se han ofrecido como voluntarios para apoyar al país donde se necesita y en lo que se necesita; Sin escatimar esfuerzos y riesgos, dado el desafío que COVID-19 nos ha impuesto.