«Seremos libres o seremos mártires»

«Seremos libres o mártires» ha sido desde entonces, más que una simple frase, la confirmación de todo lo que este pueblo ha estado y siempre está dispuesto a dar para defender la libertad, la soberanía y la independencia de la Patria.

A mediados de 1955, luego de fuertes presiones y campañas populares, Fidel Castro fue liberado luego de varios años de prisión. Desde la cárcel -donde se encontraba por su claro liderazgo en los asaltos al cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953- no dudó en continuar su labor de denuncia del régimen opresor, para madurar sus planes revolucionarios y preparar teórica e ideológicamente a sus compañeros.

En julio de ese mismo año se hizo evidente la imposibilidad de continuar la lucha anti-Batista por vías legales, por lo que Fidel partió hacia México para preparar, a partir de ahí, la expedición por la que comenzaría la lucha armada en Cuba.

Los preparativos entraban en su fase decisiva y el año 1956 iba a ser la fase final. En Cuba, el descontento y la rebelión llegaron a todos los sectores. Fidel también había viajado a los Estados Unidos, donde él y sus compañeros exiliados habían creado «clubes patrióticos» para ganar apoyo político y económico para la lucha revolucionaria. Estuvo en Filadelfia, Nueva York, Tampa, Union City, Bridgeport y Miami.

Con el lema «En 1956 seremos libres o seremos mártires», Fidel, Raúl, Juan Manuel Márquez, Juan Almeida Bosque, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y otros eminentes revolucionarios entrenados en largas marchas por las calles de México, montaña escalada, autodefensa, táctica de guerrilla y tiro al blanco.

Fidel Castro y un grupo de revolucionarios en el exilio en México.  Foto: Archivos

En junio de 1956 fueron detenidos Fidel, Che y otros combatientes, se descubrieron las “casas de campo” y se incautaron gran parte de las armas. Esto condujo a la aceleración de la conspiración revolucionaria. Para ello compraron el Yate Granma (construido en 1943, fabricado en madera y un motor de aceite, cuyo nombre proviene de la abreviatura de abuela en inglés -abuela-) y del río Tuxpan zarparon hacia Cuba en la madrugada de noviembre. . 25 de 1956, con 82 cazas a bordo.

Bajo la lluvia fría, el yate tuvo que escapar de la vigilancia del faro y de un puesto naval de la armada mexicana existente a la salida del mar. Allí comenzaron fuertes vientos que hicieron que la embarcación virara y como resultado mareos y vómitos en algunos miembros de la expedición. Una vez alejados de la costa mexicana, encendieron las luces, entonaron el himno nacional cubano 26 de marzo y las consignas revolucionarias que estuvieron presentes en todo momento.

El 30 de noviembre, la radio Granma recogió la noticia sobre el levantamiento en Santiago de Cuba. Una de las premisas fundamentales del plan táctico había fracasado, a saber, la concentración del levantamiento en esta ciudad, coincidiendo con el desembarco, para distraer a las fuerzas. Batista tenía información sobre la partida del yate y su propósito, por lo que los comandantes militares del gobierno hicieron circular la descripción del barco, junto con las instrucciones para su captura.

Pasada la medianoche del primer día, una fuerte ola meció el bote y el mirador fue arrojado al mar, por lo que pasaron varias horas buscando con las linternas, hasta que lograron encontrar al exhausto compañero.

El barco llegó a las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre de 1956 cerca de la playa de Las Coloradas en el municipio de Niquero. Utilizaron el bote para llevar armas y otros materiales de guerra a tierra, pero el peso era demasiado pesado para el bote pequeño y se hundió. Todos tenían que usar los suyos. La llegada estuvo sembrada de obstáculos cuando los morabitos y los pantanos atravesaron el paso durante más de un kilómetro.

La llegada de los integrantes de la expedición del yate Granma marcó el inicio de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, que derrocó con su triunfo la dictadura de Fulgencio Batista.

Ya en territorio nacional se produjo el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaron con el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959.

«Seremos libres o mártires» ha sido desde entonces, más que una simple frase, la confirmación de todo lo que este pueblo ha estado y siempre está dispuesto a dar para defender la libertad, la soberanía y la independencia de la Patria.