Tribuna de la Habana

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Foto: Martirena

Son muchas las motivaciones y objetivos que nos marcamos para el año que comienza. Hacer ejercicio para mejorar la salud física, emprender nuevos proyectos laborales, mejorar todos aquellos aspectos que han dificultado nuestro desarrollo personal en el pasado, etc. Vamos de lo general a lo particular revisando nuestro desempeño como seres humanos imperfectos, pero en camino de transformarnos en la versión más divina de nosotros mismos.

Uno de los centros de fortaleza o debilidad para construir nuestra estabilidad es nuestro centro de trabajo. Las relaciones que tenemos con este lugar de amor y odio donde pasamos una parte importante de nuestras vidas, incluso define nuestra salud emocional.

Para quienes aprecian el ambiente ideal conformado por un jefe competente, lejos de favoritismos y círculos viciados por el interés propio, un espacio donde en si fomenta la sana competencia, el desarrollo y el crecimiento profesional con respeto al trabajador, pues ya tienes gran parte de la batalla ganada.

De lo contrario, puede optar por tomar el control de su narración, poner los sonidos del entorno en modo avión y realizar sus tareas con una eficiencia y una autodisciplina imbatibles.

Solo tú eres el responsable de tu felicidad en todas las circunstancias, incluso en el peor de los casos, tenemos el poder de convertir los desafíos en oro. Proteja su integridad actuando con sensibilidad, empatía, sencillez e integridad. No importa quién tome el camino fácil y tortuoso, siempre y cuando nuestro objetivo siga siendo un viaje tranquilo y exitoso.

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